miércoles, 6 de enero de 2016

una flor en el desierto...


Una flor en el desierto…
Al interior de Iquique se encuentra La Tirana, un pueblo que no tiene más de 50 personas. Pero en julio sus calles solitarias se comienzan a poblar, por quienes, buscan la rosa que ha florecido en el desierto del Tamarugal. Desde el 10 uno a uno los bailes religiosos comienzan su camino en la Cruz del Calvario, quienes dejan el trabajo y las vacaciones para danzar, pagar mandas o simplemente agradecer, pero esto, se remonta a una vieja leyenda pampina.
Ñusta Huillac, fue una princesa inca que se enamoró de un prisionero portugués, Vasco de Almeida. Cuenta la leyenda que la “Tirana”, como era conocida, había dado la orden de condenar a muerte a todo extranjero que cayera en sus manos, lo cual no funciono cuando Vasco de Almeida se cruzó en su camino, sino que el amor pudo más. Es por ello, que en un intento de permanecer juntos más allá de la muerte, Vasco le propone que se convierta al cristianismo y se bautice, en medio de la celebración fueron descubiertos y sentenciados a muerte. Como última petición la princesa pidió que se le enterrara junto a su amado y sobre su tumba colocar una cruz.
Años más tarde, pasa por el pueblo de “La Tirana” –que se deriva del apodo de la Ñusta- el fraile Antonio Rendón, quien encontró la cruz y tras conocer la historia decide construir la capilla bajo el nombre de “Nuestra Señora del Carmen de La Tirana”.
Bailarín del silencio
Vista frontal tembló antiguo 
Por algún par de siglos, la ermita que se encontraba en la mitad del desierto se mantuvo intacta como un lugar de peregrinación, en donde los cantos y danzas a la Virgen del Carmen se convirtieron en tradición para los aledaños. Sin embargo, con el auge del salitre y la creación de las famosas oficinas salitreras, los obreros se sintieron atraídos por la ermita y el encanto de la Reina del Tamarugal. Es por ello, que tras una recolección de dinero edifican el 16 de julio de 1886 la casa de la Virgen del Carmen de la Tirana.


Desde ese momento, la tradición que comenzó con los trabajadores del salitre, se ha traspasado de generación en generación, llegando en su mayoría a todos los corazones que conforman el Desierto de Atacama, quienes durante una semana vestidos de Gitanos, Diablada, Chunchos, Cuyacas, Indios, entre otros veneran y acompañan a la señora de intensos ojos negros, que carga un niño en sus brazos y un escapulario en el otro.
Ensayo previo a la fiesta de La Tirana 
Niños, jóvenes y adultos se preparan para el tan esperado reencuentro con la “Chinita”, que se refleja en largar jornadas de ensayos coreográficos y cantos. Son ellos, los que dejan atrás una actividad social por los ensayos, prefieran gastar el dineros en sus trajes  sacrificar las tardes de domingo, tienen claro que su objetivo es compartir esa semana tan esperada por muchos.



La alegría que se refleja en el rostro de cada uno de ellos llega a su punto culmine, al cruzar la puerta del Templo de la Tirana, donde encuentran a La Virgen del Carmen de la Tirana, quien desde su altar con su hijo en brazos recibe a sus fieles, a sus devotos. El 15 de julio ha llegado y la plaza se llena de gente. Bailarines, peregrinos y simpatizantes se unen durante dos horas en la misa de víspera, juntos esperan las doce de la noche y cuando llega el 16 de julio gritan, celebran, se abrazan y lloran de felicidad, lágrimas que esconden las gracias por los favores concedidos o por estar una vez más en el pueblo. La frase ¡Viva la Virgen del Carmen! y la canción Reina del Tamarugal se escuchan al unísono.
Despedida de los bailes, finalización de la fiesta
Después de ese día, poco a poco el pueblo vuelve a su calma, las puertas del templo se comienzan a cerrar y la única frase que ha sido repetida por todos se convierte en eco “danos vida para el año, para que todos volvamos”.



De por vida
En septiembre de 2015 se inauguró el Museo de la Tirana, ubicado en el subterráneo del templo, el que invita a descubrir los secretos de antaño en la preparación de la fiesta. Por ejemplo, el cómo se realizaba antiguamente las ceremonias, cómo se inició la popular fiesta o la historia de los bailes religiosos.
Entre las paredes del Museo se guardan recelosamente algunas réplicas valiosas de utensilios que se usaron en la última cena de Jesús, también imágenes de vírgenes que tienen más de 70 años. Además, la historia que se esconde tras los coloridos trajes de los bailes religiosos, que en un principio eran todos hechos a manos y no máquinas como en la actualidad.
Pero quizás la habitación que más representa la fiesta, está llena de colores y lentejuelas, es en aquel cuarto, donde se encuentran maniquíes que cobran vida gracias a los diferentes trajes que reflejan a las más de doscientas cofradías, que viajan al poblado de la Tirana. Además, hay videos donde presentan todo lo que pasa en julio cuando los peregrinos van a venerar a la Virgen.
Por último, en el Museo existe un lugar de silencio y respeto que es la capilla en la cual se encuentra la Virgen que sale a dar el tradicional paseo en la procesión del 16 de julio de cada año. “Este recinto te incentiva a descubrir lo que es la fiesta de la Tirana y te llena de entusiasmo de aunque sea una vez poder visitar en el mes de julio el pueblo”.



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 Bibliografía y webgrafia 
  • fundacion wikipedia. (01/12/2015). fiesta de la tirana. 01/12/2015, de wikimedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Fiesta_de_La_Tirana 
  • Carvajal Francisco bailarín de "Los Gitanos Escuderos", relato 2015





Por Xaviera Arriaza y Cecilia Núñez

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